La destrucción en 1993 durante la última Guerra de Los Balcanes del puente de Mostar, otrora símbolo de convivencia entre Bosnia y Herzegovina, quedó grabada en nuestras retinas precisamente porque manifestaba una separación. Sin ser un límite administrativo sí pretendió dividir comunidades étnicas y a la cicatrización de esas heridas ha contribuido el hecho de volver a levantarlo. Informe Semanal de RTVE ha dado cuenta de ello.
Sin embargo el puente al que aludo hoy es otro que queda a gran distancia de éste: en la frontera entre El Paso (E.U.A.) y Ciudad Juárez (México). Y el motivo de hacerlo es la serie de televisión The Bridge que recientemente televisa en España la Cadena FOX.
Si bien no escapa de la estela de Mentes Criminales entremezclada con alguna otra -se podrían nombrar unas cuantas- de género policíaco y de acción, más una pizca de este gusto por presentar a un/a protagonista peculiar cuando no "excesivamente" brillante, con algún tipo de trauma familiar o bien trastorno psicológico-psiquiátrico cuanto más retorcido mejor -en este caso parece aglutinarlos todos-, así por si se engancha a la audiencia ya sea por uno u otro aspecto, lo cierto es que al menos introduce o recuerda al gran público la diferencia abismal que existe en este lugar del mundo a uno y otro lado de la frontera que los atraviesa. Si tan sólo, a pesar del formato que habrá que ver qué derroteros sigue, consigue eso y aporta qué imagen y argumentos se sopesa sobre el tema, yo le doy una oportunidad. Con toda la parafernalia televisiva incluida.
(Atención SPOILERS) Ese final aludiendo al mayor valor que se le otorga a una muerta estadounidense que a una mexicana espero que sea el preludio de un planteamiento interesante ...
[También espero retomar el blog con más frecuencia: agenda ocupada + dificultades técnicas para acceder me lo han imposibilitado. ¡Y que procuro que los contenidos estén acordes al tema! ]